
Euclides: El Arquitecto Invisible de la Geometría
Cuando pensamos en los grandes nombres de la historia, pocos se asocian tan íntimamente a una disciplina como Euclides a la geometría. Sin embargo, lo curioso es que, aunque su nombre ha sido invocado durante más de dos milenios en pizarras, libros y salones de clase, sabemos muy poco sobre él como persona. Euclides es, en muchos sentidos, una sombra brillante: invisible pero omnipresente.
¿Quién fue Euclides?
Euclides vivió en Alejandría alrededor del año 300 a.C., durante el reinado de Ptolomeo I, uno de los generales de Alejandro Magno. No se trata del mismo Euclides de Mégara, discípulo de Sócrates —una confusión común. Lo más fascinante es que la mayor parte de lo que sabemos sobre él proviene de menciones indirectas, especialmente de Proclo, un comentarista neoplatónico del siglo V d.C., más de 700 años después de la vida de Euclides.
El libro que desafió los siglos: Los Elementos
La obra más conocida de Euclides, Los Elementos, no solo fue influyente: es uno de los libros más reproducidos y estudiados de la historia, superado solo por la Biblia. Escrito en 13 volúmenes, este tratado sistematiza los conocimientos matemáticos de su tiempo y los organiza con una lógica rigurosa y una estructura deductiva que se convirtió en el modelo del pensamiento científico.
Lo curioso es que Euclides no inventó la mayoría de los teoremas que aparecen en Los Elementos. Lo que hizo fue algo mucho más revolucionario: tomó conocimientos dispersos de matemáticos como Pitágoras, Eudoxo y Teeteto, y los ordenó de manera axiomática, comenzando con definiciones y postulados (como el famoso Quinto Postulado de las paralelas) y deduciendo todo lo demás de manera lógica.
“No hay camino real hacia la geometría”
Una de las anécdotas más célebres —aunque posiblemente apócrifa— relata que el rey Ptolomeo le pidió a Euclides un camino más fácil para aprender geometría. Euclides, sin perder su compostura, le habría respondido: “En geometría no hay un camino real”. Esta frase ha sobrevivido siglos como símbolo de que el conocimiento riguroso no tiene atajos.
Un legado geométricamente perfecto
El método euclidiano no solo sirvió como base de la geometría durante más de 2.000 años, sino que también inspiró a pensadores como Newton, Descartes y Spinoza. Incluso el desarrollo de las geometrías no euclidianas en el siglo XIX —que cuestionaban sus postulados— fue posible gracias a la claridad estructural de Los Elementos.
Euclides no dejó cartas, diarios ni retratos. Y sin embargo, cada vez que un estudiante traza una línea recta, mide un ángulo o demuestra un teorema, está siguiendo los pasos invisibles de este arquitecto de la razón.